La Tesorería General de la Seguridad Social ha comenzado a ajustar cuentas con los autónomos, poniendo en marcha el primer gran ajuste tras la entrada en vigor del nuevo sistema de cotización basado en rendimientos netos. Este sistema, diseñado por el exministro José Luis Escrivá, ha supuesto un cambio radical para los trabajadores por cuenta propia, eliminando la posibilidad de elegir libremente su base de cotización y ajustándola a sus ingresos reales.
Fin al modelo de autonomía en las cotizaciones
Hasta 2023, los autónomos tenían la libertad de seleccionar la base de cotización según sus necesidades. De hecho, el 80% de los trabajadores optaban por la base mínima, aceptando menos prestaciones sociales a cambio de pagar cuotas más bajas. Sin embargo, con la entrada en vigor del sistema basado en rendimientos, esa autonomía ha desaparecido.
El 2024 ha sido un año de adaptación para que los autónomos se ajusten a este cambio, pero ahora, en la recta final del año, la Seguridad Social está acelerando las regularizaciones. Hacienda se ha encargado de cruzar los datos de ingresos de los autónomos con la Seguridad Social para determinar quiénes deben pagar más, quiénes menos y quiénes permanecerán igual.
Según el Gobierno, este proceso busca comprobar la correspondencia entre las bases de cotización elegidas y los rendimientos netos de cada autónomo. Para ello, utilizan los datos proporcionados por la Agencia Tributaria (AEAT) y las Haciendas Forales.
Un procedimiento con “facilidades” y más carga para muchos
El Gobierno asegura haber habilitado herramientas para facilitar el cumplimiento de este nuevo sistema. Entre ellas destaca el portal y la app IMPORTASS, así como una línea telefónica específica. A través de estos canales, los autónomos pueden consultar sus notificaciones y regularizaciones, además de realizar otros trámites como mantener su base de cotización o ingresar las diferencias resultantes.
Sin embargo, estas «facilidades» no ocultan la realidad: los autónomos que ingresen más de 1.700 euros al mes serán los más castigados.
El impacto del ajuste: más costes para quienes más generan
Pese a que el Gobierno ha repetido en varias ocasiones que la reforma sería «neutral» en términos de recaudación, los datos muestran un claro golpe a las rentas medias y altas. A partir de 2025, los autónomos con rendimientos netos entre 1.700 y 1.850 euros tendrán que pagar 22,68 euros más al mes, lo que se traduce en 350 euros adicionales al año.
Para los tramos superiores, el impacto es aún mayor:
- Entre 2.330 y 2.760 euros: un aumento de 67,22 euros al mes (826,64 euros anuales).
- Entre 3.620 y 4.050 euros: un incremento de 80,85 euros al mes (960,2 euros anuales).
Estos ajustes no solo afectan directamente a la capacidad económica de los autónomos, sino que también limitan su margen de maniobra para reinvertir en sus actividades.
Un sistema criticado y poco convincente
El Ejecutivo había argumentado que las mayores cotizaciones para algunos autónomos se compensarían con cuotas más bajas para quienes generen menores ingresos. Sin embargo, esta teoría resulta poco creíble para muchos expertos y asociaciones de trabajadores, que alertan sobre la carga desproporcionada que recaerá sobre los tramos medios y altos.
Además, las críticas al nuevo modelo van más allá de las cifras. La reforma supone una fiscalización sin precedentes para los autónomos, con un cruce constante de datos entre Hacienda y Seguridad Social. Para muchos, esto representa un retroceso en la flexibilidad que históricamente caracterizaba a este colectivo.
Conclusión: un futuro incierto para los autónomos
El nuevo sistema de cotización por rendimientos netos no solo ha eliminado una de las características más valoradas por los autónomos —su autonomía en la gestión de cotizaciones—, sino que también ha impuesto cargas adicionales significativas a un colectivo ya de por sí vulnerable.
Con aumentos de hasta 960 euros anuales, la medida pone en riesgo la viabilidad de miles de pequeños negocios, especialmente en un contexto económico incierto. Mientras el Gobierno insiste en defender su “neutralidad”, la realidad para los autónomos es clara: pagarán más quienes generen más, en un esquema que muchos consideran una penalización al esfuerzo y la productividad.