La tensión en el Congreso alcanzó su punto álgido durante la última sesión de control al Gobierno, donde el ministro de Justicia, Félix Bolaños, protagonizó un acalorado intercambio con la diputada popular Esther Muñoz. El enfrentamiento giró en torno a las acusaciones de una supuesta persecución judicial contra el Gobierno y el papel de ciertas figuras controvertidas vinculadas al entorno socialista.
Esther Muñoz cuestiona las pruebas de Bolaños
La intervención de Esther Muñoz fue directa y desafiante desde el principio. La diputada del PP preguntó al ministro si realmente cree en la existencia de una persecución judicial contra el Gobierno o si sus declaraciones sobre los jueces son simples difamaciones lanzadas «por inercia». Muñoz recordó algunas de las polémicas afirmaciones del PSOE, como que hay “jueces filtrando información al Partido Popular” o que algunos “no pasaron por la Transición”, y lanzó la pregunta clave: “¿Tienen ustedes pruebas o solo difaman?”
El cuestionamiento de Muñoz no solo dejó en evidencia la falta de respaldo en los argumentos del PSOE, sino que también puso sobre la mesa la degradación del discurso político del partido en su relación con el poder judicial.
Bolaños explota y recurre al victimismo
La respuesta de Félix Bolaños fue, en palabras de algunos parlamentarios presentes, más emocional que argumentativa. El ministro se refugió en gritos, afirmando de manera categórica que existe una “campaña de persecución de organizaciones ultra” contra políticos progresistas y sus familias. Según Bolaños, estas organizaciones están «pervirtiendo la figura de la acusación popular» y actuando con el objetivo de atacar al PSOE.
El ministro, visiblemente alterado, calificó a los políticos de su entorno como «honrados» y aseguró que se les estaba persiguiendo injustamente. Sin embargo, en lugar de aportar pruebas concretas, optó por un discurso cargado de vituperios y generalizaciones, lo que llevó a la diputada popular a reclamarle tranquilidad.
Muñoz aprovechó para recordarle al ministro un punto clave del debate: “La causa de sus desvelos es el señor Aldama”, afirmó con contundencia. Y no se detuvo ahí. La parlamentaria desmontó el intento del PSOE de desmarcarse de Aldama, señalando cómo este “delincuente confeso” ha estado estrechamente vinculado al entorno socialista:
- Organizaba cumpleaños para ministros.
- Se paseaba por Ferraz con total libertad.
- Hacía negocios en San Petersburgo con Begoña Gómez, esposa del presidente Sánchez.
Muñoz concluyó con una frase lapidaria: “Si el señor Aldama es un delincuente confeso, ustedes eran los facilitadores de ese delincuente”, dejando al ministro sin respuesta clara.
El intento de justificar el “ciclo del bulo”
Acorralado por los argumentos de la oposición, Bolaños intentó cambiar el foco del debate al hablar del llamado “ciclo del bulo”. Utilizando recortes de prensa, el ministro acusó a ciertos medios de comunicación de ser “pseudomedios” y señaló a PP y Vox de “revolcarse en los bulos”. Según Bolaños, pese a la propagación de mentiras, “la verdad siempre aflora”.
Sin embargo, sus intentos de justificar las medidas gubernamentales contra la libertad de expresión resultaron poco convincentes. Como ejemplo, utilizó el caso de David Sánchez, hermano del presidente, y las acciones del BBVA que posee. Según el ministro, el valor de dichas acciones era mucho menor de lo publicado inicialmente. Pero Bolaños omitió mencionar que el resto de las informaciones relacionadas con otros escándalos, como el de Begoña Gómez, no solo no han sido desmentidas, sino que cuentan con respaldo en informes policiales.
La ley de bulos: una herramienta para monopolizar la verdad
En su intervención, Esther Muñoz no dejó pasar la oportunidad de criticar la reciente propuesta del Gobierno sobre la ley contra los bulos. Según la parlamentaria del PP, esta medida no busca proteger la información veraz, sino monopolizar el discurso público:
“El problema que tienen es que ustedes no quieren tener competencia a la hora de hacer bulos. Están en contra del libre mercado, incluso en eso quieren ser los únicos.”
La acusación no es infundada. En los últimos meses, el PSOE ha incrementado los ataques a medios críticos y ha promovido reformas legislativas que podrían restringir la libertad de prensa y expresión. Para muchos, la nueva ley contra los bulos es simplemente una herramienta de censura encubierta, diseñada para silenciar a quienes cuestionen al Gobierno.
Conclusión: una intervención llena de contradicciones
La comparecencia de Félix Bolaños en el Congreso dejó más preguntas que respuestas. Su discurso, plagado de gritos y victimismo, no logró rebatir las acusaciones de la oposición ni justificar las medidas del Gobierno. Al contrario, puso en evidencia las contradicciones del PSOE, que intenta desmarcarse de figuras como Aldama mientras continúa usando a la justicia y los medios como herramientas políticas.
El enfrentamiento entre Bolaños y Muñoz es un reflejo de un Gobierno que, en lugar de responder a las críticas con argumentos sólidos, recurre al ataque personal y la difamación. Pero como recordó la diputada popular, el problema del PSOE no es la información crítica, sino la falta de transparencia y coherencia en su gestión.