Elisa Mouliaá ha decidido romper su silencio en televisión, dejando al descubierto una serie de acusaciones estremecedoras contra el exlíder de Más País, Íñigo Errejón. Durante su entrevista en el programa De Viernes, emitido en Telecinco, la actriz ha ofrecido detalles inéditos sobre su denuncia por presunta agresión sexual, apuntando también a otras supuestas víctimas que, según ella, han vivido experiencias aún más perturbadoras.
Testimonios de otras víctimas: un panorama sombrío
Mouliaá asegura haber tenido contacto con varias mujeres jóvenes que habrían sufrido abusos por parte de Errejón. Según sus declaraciones, estas víctimas, algunas de tan solo 19 años, habrían sido sometidas a violaciones, felaciones forzadas y situaciones degradantes que incluyeron consumo de sustancias como cocaína. “Han utilizado su posición de poder para abusar de estas niñas”, denunció Mouliaá en un tono contundente, asegurando que las historias que ha escuchado reflejan un patrón de comportamiento que no puede ignorar.
La presentadora subrayó que muchas de estas jóvenes han optado por permanecer en el anonimato debido al miedo. «Una de ellas se echó claramente para atrás tras haber sufrido presunta sumisión química», afirmó, haciendo alusión a lo que describe como un entorno tóxico en el que el abuso y el silencio van de la mano.
La difícil decisión de hablar
Durante la entrevista, Mouliaá expresó cómo su decisión de alzar la voz ha venido acompañada de un costo personal. Bajo tratamiento psiquiátrico desde los hechos que denuncia, la actriz confesó que ha tenido que lidiar con episodios de ansiedad y depresión. “Pasé muy mala época y hablé con una psiquiatra. Me recetó Sertralina y sigo todavía en tratamiento”, señaló.
Su valentía para hablar públicamente contrasta con las presiones que asegura haber recibido para callar. Mouliaá lamentó que, en lugar de centrarse en las graves acusaciones que pesan sobre Errejón, el enfoque se haya desviado hacia su vida personal, intentando desacreditarla con filtraciones de información privada.
La defensa de Errejón y las filtraciones
Mouliaá acusó directamente a la defensa legal de Íñigo Errejón de haber filtrado a los medios una denuncia que ella misma interpuso contra su exmarido, de origen hindú. Según la actriz, esta denuncia fue retirada en septiembre de 2023 debido a complejas circunstancias familiares, priorizando el bienestar de su hija. “Ha sido la decisión más difícil de mi vida, pero aposté por que mi hija tuviera un padre presente”, explicó.
La presentadora calificó estas filtraciones como una maniobra de desacreditación deliberada por parte del entorno de Errejón. “Han intentado insinuar que interpongo denuncias de manera frívola para luego retirarlas”, afirmó con indignación, señalando la falta de escrúpulos al exponer públicamente un tema que afecta directamente a una menor.
Un llamado al respeto y a la justicia
En un momento clave de su intervención, Mouliaá apeló al sentido común y al respeto hacia las víctimas. “Cuando alguien se abre en canal de esa manera, yo no puedo quedarme quieta”, afirmó, dejando claro que su decisión de hablar no tiene otro propósito más que el de buscar justicia.
Sin embargo, el caso ha generado un profundo debate social. Por un lado, está la contundencia de las acusaciones de Mouliaá y el peso de las historias de otras presuntas víctimas. Por otro, se enfrenta a la defensa de Errejón, quien ha insistido en que todo lo sucedido fue “consentido” y ha tildado la denuncia de una estrategia para obtener notoriedad y rédito económico.
La respuesta de la sociedad
El caso ha polarizado opiniones en la esfera pública. Mientras algunos sectores aplauden la valentía de Mouliaá por denunciar, otros cuestionan la veracidad de sus declaraciones, subrayando las contradicciones que podrían existir en su relato. Esta disparidad refleja un problema más amplio en el tratamiento de las denuncias por violencia de género en España, donde a menudo la víctima es sometida a un escrutinio desproporcionado.
El hecho de que muchas de las presuntas víctimas no quieran revelar su identidad añade una capa de complejidad al caso, pero también pone en evidencia el temor que sigue existiendo frente a las posibles represalias.
El futuro del caso
Por ahora, el juez que lleva el caso ha solicitado a las partes que presenten pruebas adicionales y ha anunciado que testificarán personas presentes en los hechos narrados por Mouliaá, así como su terapeuta. La defensa de Errejón, por su parte, ha anunciado que aportará mensajes intercambiados en redes sociales, aunque no incluirán aquellos de contenido sexual que, según afirman, no existen debido al uso de chats con autodestrucción automática.
Mientras el proceso judicial avanza, lo que está claro es que este caso marca un antes y un después en el debate sobre la responsabilidad pública y privada de figuras políticas. Las graves acusaciones contra Errejón no solo ponen en jaque su carrera, sino que también arrojan una sombra sobre el movimiento feminista que tanto ha defendido.
Un testimonio que deja en un lugar muy dudoso a una de las principales cabezas de la extrema izquierda
El testimonio de Elisa Mouliaá es un recordatorio de las dificultades que enfrentan las víctimas de agresión sexual para ser escuchadas y creídas, especialmente cuando el acusado ocupa una posición de poder. La controversia no solo radica en los detalles del caso, sino también en lo que simboliza: la lucha por la justicia frente a un sistema que, en ocasiones, parece más interesado en proteger a los poderosos que en atender a los vulnerables.
Independientemente del desenlace judicial, este caso nos obliga como sociedad a reflexionar sobre nuestras actitudes hacia las denuncias de abuso y a cuestionar el papel de las figuras públicas en un sistema que exige transparencia y responsabilidad.