En la madrugada de Año Nuevo, la calle Bourbon de Nueva Orleans se convirtió en el escenario de una tragedia. Shamsud-Din Jabbar, un veterano del ejército estadounidense y ejecutivo de Deloitte, condujo una camioneta eléctrica alquilada hacia la multitud, dejando 14 víctimas mortales antes de ser abatido por la policía. Este ataque, acompañado de mensajes grabados donde juraba lealtad al ISIS, ha conmocionado al país y puesto de manifiesto el peligro de la radicalización solitaria en suelo estadounidense.
Aunque Jabbar parecía llevar una vida exitosa, la investigación ha desvelado un inquietante proceso de transformación que lo llevó a adoptar una ideología extremista y, finalmente, a ejecutar un atentado mortal.
Del éxito profesional a la radicalización
Shamsud-Din Jabbar, de 38 años, creció en Beaumont, Texas, en una familia afroamericana que, aunque en su mayoría cristiana, adoptó influencias del islam. Su padre, convertido al islam, cambió el apellido de la familia y dio nombres árabes a algunos de sus hijos. Sin embargo, la educación de Jabbar fue en gran parte secular, y sus familiares recuerdan que disfrutaba de la vida universitaria, aunque esto lo llevó a descuidar sus estudios.
En 2007, Jabbar se alistó en el ejército estadounidense, donde sirvió en Afganistán y recibió reconocimientos por su labor. Según sus familiares, esta experiencia lo disciplinó y le permitió encauzar su vida. Posteriormente, se graduó en la Universidad Estatal de Georgia y trabajó en puestos ejecutivos en tecnología y bienes raíces.
Sin embargo, en los últimos años, Jabbar enfrentó dificultades personales y económicas: tres divorcios, disputas por manutención y una creciente carga financiera. Según registros judiciales, en 2022 debía pagar 1,350 dólares mensuales a su tercera esposa, además de enfrentar una ejecución hipotecaria.
Un cambio gradual hacia el extremismo
En 2023, Jabbar comenzó a mostrar un comportamiento cada vez más aislado y una inclinación hacia interpretaciones más estrictas del islam. Se mudó a un vecindario predominantemente musulmán en las afueras de Houston, pero rara vez interactuaba con sus vecinos o asistía a las mezquitas locales.
Grabaciones de audio publicadas en SoundCloud revelaron su creciente conservadurismo religioso. Criticaba la música, el consumo de alcohol y las fiestas, calificándolos como “desviaciones del camino recto”. En un mensaje, incluso vinculó el lanzamiento del álbum Get Rich or Die Tryin’ de 50 Cent con un aumento de la violencia en su barrio.
A pesar de estas señales, su familia y amigos más cercanos no detectaron indicios de que su creciente religiosidad pudiera transformarse en extremismo violento.
La conexión con el ISIS
En las semanas previas al atentado, Jabbar dejó grabaciones en las que afirmó haberse unido al Estado Islámico (ISIS). Según los investigadores, en los videos que grabó mientras conducía hacia Nueva Orleans, Jabbar expresó su descontento con la sociedad estadounidense y su compromiso con lo que llamó “la guerra entre los creyentes y los incrédulos”.
Antes del ataque, también grabó un mensaje dirigido a su familia, en el que aseguró que había concebido un plan inicial para atacarlos, pero lo descartó porque no quería que la atención mediática se desviara de su misión.
Los investigadores han señalado que Jabbar juró lealtad al ISIS utilizando el ritual de bayat, un juramento de fidelidad al grupo terrorista. Además, en su camioneta se encontró una bandera del Estado Islámico.
Una vida llena de contradicciones
En su hogar, Jabbar dejó pruebas que reflejan su doble vida. Los investigadores encontraron materiales que podrían utilizarse para fabricar explosivos, como acetona, ácido sulfúrico y nitrato de potasio, junto con libros religiosos y objetos relacionados con su trabajo en tecnología.
A pesar de su creciente radicalización, Jabbar continuó desempeñándose profesionalmente. En Deloitte, donde trabajaba como “especialista senior de soluciones”, dejó un mensaje automático en su correo antes del ataque, indicando que estaría ausente por motivos personales.
La desconexión de la comunidad musulmana
La comunidad musulmana local ha condenado enérgicamente el ataque de Jabbar y ha destacado que no tenía vínculos activos con ninguna de las mezquitas cercanas. Según los líderes religiosos, Jabbar no participaba en las oraciones ni en actividades comunitarias, lo que refuerza la teoría de que se radicalizó en solitario.
“Nunca lo vimos aquí rezando”, aseguró un vecino. Otro líder comunitario señaló que la hostilidad hacia los musulmanes ha aumentado tras el ataque, y temen ser injustamente relacionados con los actos de Jabbar.
Preguntas sin respuesta
El caso de Shamsud-Din Jabbar plantea interrogantes cruciales sobre cómo alguien con un historial militar, un empleo estable y una vida familiar puede descender al extremismo violento sin ser detectado. Los expertos en terrorismo han señalado que su caso es un ejemplo de radicalización solitaria, donde las ideas extremistas se consolidan en aislamiento, sin necesidad de contacto directo con células terroristas.
Nasser Weddady, especialista en extremismo islámico, explicó que aunque las grabaciones de Jabbar en SoundCloud muestran un conservadurismo religioso, por sí solas no justifican la violencia. “La gran pregunta es cómo pasó de criticar a los musulmanes que se desviaban del camino recto a matar a no musulmanes”, afirmó.
Una tragedia con lecciones urgentes
El ataque de Jabbar no solo ha dejado un saldo devastador de víctimas, sino que también ha puesto de relieve la necesidad de abordar el fenómeno de la radicalización solitaria en Estados Unidos. Este caso subraya la importancia de mejorar los mecanismos de detección y prevención, así como de equilibrar la seguridad con el respeto a las comunidades religiosas.
La familia de Jabbar, profundamente afectada, sigue colaborando con las autoridades para entender qué llevó a este trágico desenlace. Como dijo su medio hermano: “No es el hombre que conocíamos”.
Conclusión
El atentado de Shamsud-Din Jabbar es un recordatorio de los riesgos que plantea la radicalización en el aislamiento. Mientras las autoridades investigan cómo se produjo esta transformación, queda claro que la prevención debe centrarse no solo en las amenazas externas, sino también en las señales de peligro que surgen dentro de nuestras propias comunidades.