La UCO (Unidad Central Operativa) investiga una compleja red de chivatazos que permitió a los implicados en la trama del PSOE eludir el escrutinio judicial. Las filtraciones abarcaron desde el Ministerio de Hacienda, con acceso a información fiscal, hasta el Ministerio del Interior, donde la Guardia Civil y la Policía Nacional habrían facilitado datos clave.
Sin embargo, lo que más preocupa a los agentes es la posibilidad de que esta red de chivatazos estuviera coordinada desde Presidencia del Gobierno, un indicio que surge a raíz de los patrones detectados y el historial de contactos del presidente Pedro Sánchez con figuras implicadas, como José Luis Ábalos y su esposa, Begoña Gómez.
Claves de la investigación: los chivatazos
La red de filtraciones contaba con figuras clave como el comandante Rubén Villalba, de la Guardia Civil, quien habría proporcionado información a Koldo García Izaguirre y Víctor de Aldama, líderes de la trama. Esta estructura tuvo acceso a infraestructuras policiales y judiciales, permitiendo anticipar movimientos de la investigación.
Entre los datos más preocupantes se encuentra la implicación de Globalia, una empresa vinculada a Begoña Gómez, esposa de Sánchez, cuyas relaciones contractuales con Aldama coincidieron con momentos clave de la trama. La UCO sospecha que el primer intercambio de información entre Villalba y Aldama ocurrió apenas una semana después de un encuentro entre Aldama y Gómez en San Petersburgo, lo que refuerza la hipótesis de una implicación directa en niveles superiores.
Chats y móviles indetectables
Otro elemento crucial en la investigación son los móviles encriptados utilizados por los miembros de la trama, incluidos Ábalos, Koldo y Aldama, para evitar pinchazos telefónicos. Según la UCO, terminales de este tipo podrían haber sido utilizados dentro del propio Gobierno, una grave acusación que apunta a un intento deliberado de proteger conversaciones sensibles.
En los chats analizados, Villalba menciona que Ábalos habría usado estos dispositivos y que mantenía una comunicación diaria con Pedro Sánchez, con hasta seis o siete llamadas al día para mantenerle informado de asuntos relevantes.
¿Conocimiento en Presidencia?
La UCO considera improbable que Sánchez desconociera los movimientos de una red que involucraba a dos ministerios clave, la Guardia Civil, la Policía Nacional, y que además estaba relacionada con su esposa. Las conexiones directas entre figuras centrales de la trama y la presidencia refuerzan las sospechas de que los chivatazos no solo fueron conocidos, sino posiblemente tolerados o impulsados desde la cúpula del Gobierno.
Conclusión: un caso que apunta a lo más alto
Las sospechas de la UCO ponen en entredicho la integridad de las instituciones clave del Estado bajo la dirección del Gobierno de Sánchez. Si se confirman, estas filtraciones representarían no solo una violación de la confianza pública, sino un uso deliberado del aparato estatal para proteger a una trama de corrupción vinculada al PSOE.
La pregunta ya no es si Sánchez estaba al tanto, sino qué nivel de implicación tuvo y cuánto más puede salir a la luz.