Si algo caracteriza a la izquierda española es su capacidad para predicar una cosa y hacer exactamente lo contrario. Hablan de igualdad mientras disfrutan de privilegios que niegan a los demás. Defienden la transparencia, pero solo cuando no afecta a sus propios intereses. Su discurso está plagado de hipocresía, y los españoles estamos cada vez más cansados de sus dobles estándares.
Igualdad para el pueblo, privilegios para ellos
La izquierda se presenta como la defensora de los desfavorecidos, la voz de la clase trabajadora. Sin embargo, sus líderes viven en chalés millonarios, viajan en aviones privados y disfrutan de sueldos que no reflejan ninguna austeridad. El caso de Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, es el ejemplo más reciente de esta hipocresía: mientras piden sacrificios a los ciudadanos, se blindan con medidas excepcionales para evitar la transparencia.
¿Dónde quedó la igualdad ante la ley que tanto proclaman? Otros imputados deben enfrentarse a los medios y dar explicaciones, pero la esposa del presidente accede al juzgado por el garaje, protegida por un dispositivo de seguridad desproporcionado.
El doble discurso: riqueza, impuestos y ecologismo
La izquierda demoniza a los empresarios, critica la riqueza y exige subidas de impuestos, pero sus propios líderes no dudan en beneficiarse del sistema que tanto critican. Los impuestos son para los demás; sus asesores, familiares y allegados siempre encuentran formas de eludir responsabilidades.
Lo mismo ocurre con el ecologismo radical que intentan imponer. Hablan de luchar contra el cambio climático, pero no tienen problema en subirse a aviones privados, viajar en coches oficiales y aplicar políticas que perjudican a las clases trabajadoras, como el aumento de los combustibles o la destrucción del sector agrícola.
La moralidad selectiva de la izquierda
La hipocresía de la izquierda también se manifiesta en su moralidad selectiva:
- Critican la corrupción ajena, pero protegen a los suyos cuando están bajo sospecha.
- Defienden la libertad de expresión, pero persiguen y censuran a los que no piensan como ellos.
- Hablan de igualdad de género, pero callan cuando los escándalos afectan a sus aliados políticos.
Conclusión: la izquierda vive de la hipocresía
La izquierda española ha demostrado que su discurso no es más que una fachada. No buscan igualdad ni justicia; buscan poder. Los ciudadanos deben abrir los ojos y darse cuenta de que, detrás de sus promesas vacías, solo hay privilegios, corrupción y cinismo.