Bajo la excusa de «transparencia» y «rendición de cuentas», el PSOE ha decidido lanzarse con todo contra los medios de comunicación y las redes sociales. Desde su 41º Congreso Federal en Sevilla, el ideario socialista presenta un paquete de medidas que no buscan regenerar la democracia, sino acorralar el pensamiento crítico y convertir las plataformas digitales en un instrumento más de su maquinaria propagandística.
En un ataque directo a los pilares de la libertad informativa, el PSOE pretende imponer una reforma legislativa para que todos los medios de comunicación revelen sus fuentes de financiación. ¿Es una apuesta por la transparencia o una estrategia para señalar y estigmatizar a voces disidentes? Porque a nadie se le escapa que un gobierno que utiliza la publicidad institucional como moneda de chantaje no está en posición de dar lecciones de independencia.
Más preocupante aún es la intención de establecer sistemas de verificación obligatorios, lo que equivale a una censura velada. ¿Quién decidirá qué es «contenido falso»? ¿Un organismo gubernamental? ¿Comités ideológicamente alineados? La historia ya ha demostrado que estos sistemas, lejos de proteger la verdad, silencian las voces incómodas para el poder.
La propuesta de una identificación obligatoria en redes sociales atenta directamente contra el anonimato, un derecho fundamental que permite a muchos ciudadanos expresarse sin miedo a represalias. Bajo la justificación de frenar «contenidos dañinos», el PSOE pretende vigilar, identificar y señalar a quienes critiquen su discurso oficial.
Por si fuera poco, el ideario socialista vuelve a desempolvar el concepto del «discurso de odio», una herramienta arbitraria que ya conocemos como excusa para perseguir opiniones contrarias a la narrativa oficial. La libertad de expresión no necesita «protección» de un gobierno que decide qué se puede decir y qué no.
Finalmente, sus promesas de «auditoría algorítmica» y regulación de la IA suenan a un intento desesperado de controlar la información y los canales por donde circula. Porque para el PSOE, si no pueden ganar la batalla de las ideas, intentarán manipular el tablero entero.
Esta batería de propuestas no es regeneración democrática; es un asalto total a las libertades individuales. A la censura la llaman verificación, y a la vigilancia, transparencia. La pregunta es evidente: ¿a qué temen los socialistas para necesitar amordazar a medios, redes y ciudadanos?