El líder separatista Carles Puigdemont ha anunciado una decisión cargada de contradicciones tras el reciente movimiento del Gobierno de Pedro Sánchez para aplazar la admisión a trámite de la cuestión de confianza en la Mesa del Congreso.
En una rueda de prensa que ha generado expectativas, Puigdemont ha declarado que Junts suspende las relaciones con el PSOE, pero matiza que las negociaciones en temas cruciales como inmigración y la oficialidad del catalán en la UE continuarán activas.
Un mensaje lleno de advertencias y demandas
Puigdemont considera que el aplazamiento en el Congreso demuestra que Pedro Sánchez «ha entendido la gravedad de la situación» y que Junts no está jugando «de farol». Sin embargo, insiste en que el Gobierno central no ha recuperado su confianza y señala que su confianza «ya estaba rota hace un mes».
Entre las medidas anunciadas, Puigdemont ha solicitado una reunión «urgente y extraordinaria» con el Gobierno en Suiza, bajo la supervisión del verificador internacional, Francisco Galindo Vélez. Según el líder de Junts, el papel del verificador es clave para analizar el cumplimiento de los acuerdos de investidura, los cuales asegura que no se han respetado.
Contradicciones estratégicas: suspensión y continuidad
Aunque Puigdemont afirmó que Junts suspenderá todas las relaciones sectoriales con el PSOE, aclaró que esto no afectará a aquellas negociaciones que beneficien directamente a Cataluña. Así, temas como el traspaso integral de competencias de inmigración, incluyendo el control de fronteras, y el impulso del catalán en la Unión Europea seguirán siendo prioridades para el grupo separatista.
El expresidente catalán no perdió la oportunidad de criticar al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, calificándolo como «el ministro de los espías» y lanzó dardos contra Vox y PP, a quienes acusó de querer verlo «en la cárcel». Además, descartó cualquier posibilidad de unirse a una moción de censura encabezada por estos partidos.
Puigdemont también ha puesto énfasis en que no colaborarán con el PSOE en temas que no afecten a Cataluña, como la aprobación de presupuestos o decretos ley, a menos que dichas propuestas representen un interés estratégico para su región.
El dilema político de Sánchez y la presión de Junts
Este movimiento de Junts coloca a Sánchez en una posición delicada. Puigdemont ha dejado claro que sus decisiones mantendrán en jaque la estabilidad parlamentaria del Gobierno central, volviendo a la dinámica previa a la investidura. La ambigüedad de su discurso muestra un juego político calculado, donde busca obtener mayores concesiones mientras mantiene la presión sobre el Ejecutivo de Sánchez.