Mejor hora para regar las plantas

User avatar placeholder
Written by David Alcantara

mayo 29, 2025

Regar no es solo echar agua. Es saber cuándo el suelo la necesita, cuándo la planta la va a absorber… y cuándo se va a desperdiciar. Por eso, si quieres cuidar tu jardín, tus macetas o tus plantas de interior de forma eficaz, es clave entender cuál es la mejor hora para regar las plantas. Porque una buena intención en el momento equivocado puede hacer más daño que bien.

La clave está en el ritmo de la naturaleza. Las plantas, como nosotros, tienen ciclos. Y el agua no se comporta igual si cae en pleno sol, en la frescura de la mañana o en la calma del atardecer. Aprender a leer esos momentos hace que el riego sea un acto de conexión, no solo una tarea.

Por la mañana: el momento ideal para casi todas las plantas

Si hay un horario que reúne todas las ventajas, es este: regar por la mañana, entre las 6:00 y las 9:00. A esa hora, la temperatura aún es baja, el sol no ha alcanzado su intensidad máxima y el suelo está en condiciones óptimas para retener el agua sin que se evapore rápidamente.

Además, el riego matutino permite que la humedad que queda sobre las hojas se seque con el sol del día, lo que reduce significativamente el riesgo de enfermedades fúngicas como el oídio o la roya. Esto es especialmente importante en plantas ornamentales, huertas caseras o cultivos sensibles.

Otra ventaja es que el agua llega justo antes del periodo de mayor transpiración. Durante el día, las plantas pierden agua a través de sus hojas (proceso conocido como transpiración), y si han sido regadas en las primeras horas, están mejor preparadas para soportar el calor. También evita el shock hídrico que puede producirse si riegas a pleno sol, cuando la tierra caliente recibe agua fría.

Por tanto, si puedes elegir, la mejor hora para regar las plantas es al amanecer. Es eficiente, natural, y acompaña el ritmo biológico del ecosistema. Un hábito sencillo que transforma la salud de tus plantas con solo ajustar el reloj.

Por la tarde: cuándo es buena opción y cómo hacerlo bien

Aunque la mañana sea el horario ideal, regar por la tarde también puede ser una buena opción, sobre todo si vives en un clima muy cálido o si tus horarios no te permiten hacerlo temprano. En esos casos, la franja entre las 18:00 y las 20:00 puede funcionar bien, siempre y cuando tomes algunas precauciones.

Lo principal es evitar que el agua se quede estancada en hojas o en la base de la planta durante la noche, porque la humedad prolongada favorece la aparición de hongos, moho y enfermedades de raíz. Por eso, es importante regar directamente sobre la tierra, no sobre el follaje, y asegurarte de que el suelo tenga buen drenaje.

El riego vespertino es especialmente útil en verano, cuando el calor extremo de la tarde ha disminuido, pero el suelo aún conserva algo de temperatura. En ese momento, el agua penetra con facilidad y las plantas pueden absorberla durante la noche, cuando la evaporación es mínima.

También puede ser un buen momento para plantas que han estado expuestas al sol todo el día y muestran signos de deshidratación: hojas caídas, color apagado, tierra muy seca. Eso sí, evita compensar regando en exceso. Un buen riego es profundo, no abundante. Es mejor que el agua llegue a las raíces que empapar superficialmente.

En resumen, si no puedes regar por la mañana, la tarde es tu segunda mejor opción, siempre que no te acerques demasiado a la noche cerrada. Dale tiempo al suelo para absorber, a las hojas para secarse, y al sistema de raíces para trabajar en calma.

Qué no hacer: errores de riego que pueden arruinar tus plantas

Saber cuál es la mejor hora para regar las plantas es importante. Pero igual de importante es saber qué evitar, incluso si riegas en el momento correcto. Porque hay errores comunes que pueden neutralizar todos tus esfuerzos.

El primero es regar en las horas centrales del día, especialmente en verano. Entre las 11:00 y las 16:00, el sol es tan fuerte que gran parte del agua se evapora antes de llegar a las raíces. Además, puede provocar un efecto lupa sobre las hojas mojadas, causando quemaduras. Si solo tienes ese momento disponible, es mejor regar el suelo directamente y en pequeñas cantidades, como parcheo, no como riego profundo.

Otro error es regar todos los días sin revisar la humedad real del sustrato. Muchas plantas, especialmente las de interior, no necesitan agua diaria. Un exceso constante puede provocar asfixia de raíces, pudrición y caída de hojas. Usa tus dedos: si la tierra aún está húmeda a 2-3 cm de profundidad, espera.

Tampoco es recomendable mojar siempre el follaje, especialmente por la tarde. La acumulación de gotas en las hojas puede ser el caldo de cultivo perfecto para enfermedades fúngicas. Riega siempre en la base, permitiendo que las raíces trabajen desde abajo.

Y por último, evita cambios bruscos de temperatura en el agua. Usar agua muy fría en días de mucho calor —o agua caliente de una manguera al sol— puede generar estrés térmico. Si puedes, usa agua a temperatura ambiente y sin cloro, especialmente en plantas sensibles o en cultivos comestibles.

Porque al final, regar es un acto de cuidado, no de rutina. Y como todo cuidado, necesita atención, respeto por el ritmo natural… y un poco de observación. La mejor hora no es solo la del reloj. Es la que te conecta con lo que la planta necesita. Y con lo que puedes darle, bien hecho.

Image placeholder

Lorem ipsum amet elit morbi dolor tortor. Vivamus eget mollis nostra ullam corper. Pharetra torquent auctor metus felis nibh velit. Natoque tellus semper taciti nostra. Semper pharetra montes habitant congue integer magnis.

Deja un comentario