El nombramiento de Elon Musk para liderar el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una iniciativa impulsada por Donald Trump, está generando controversia. Musk, conocido por sus métodos disruptivos en el mundo empresarial, ha comenzado a delinear sus planes a través de publicaciones en X (antes Twitter), plataforma que él mismo adquirió en 2022.
El multimillonario ha señalado su intención de recortar el presupuesto federal en un 30%, lo que equivale a 2 billones de dólares, y ha sugerido medidas radicales como despidos masivos y la eliminación de agencias completas. Incluso, ha propuesto un regreso obligatorio a las oficinas para los empleados públicos, con la expectativa de que estas medidas provoquen dimisiones masivas.
Paralelismos entre X y el DOGE
El enfoque de Musk con el DOGE tiene sorprendentes similitudes con su estrategia para adquirir y gestionar X. Antes de formalizar la compra de la red social, Musk criticó abiertamente a sus ejecutivos y procesos internos, lo que le permitió ganar apoyo popular e inversores. Ahora, aplica tácticas similares al apuntar públicamente contra funcionarios gubernamentales, como Alexis Pelosi, asesora climática del Departamento de Vivienda, y Lina Khan, presidenta saliente de la Comisión Federal de Comercio.
Estos ataques en redes sociales forman parte de su estrategia para reformar la administración pública, ganándose aliados políticos y movilizando su base de seguidores. Don Moynihan, profesor de la Universidad de Míchigan, señaló que Musk tiene un historial de prometer grandes cambios, aunque a menudo sin considerar plenamente su viabilidad.
Un plan disruptivo pero opaco
Aunque Musk ya ha hecho pública su intención de reducir el gasto militar y retirar fondos a organizaciones como Planned Parenthood y la Corporación para la Radiodifusión Pública, los detalles sobre cómo funcionará el DOGE siguen siendo vagos. Vivek Ramaswamy, codirector del proyecto, ha sugerido que DOGE operará de manera independiente al gobierno oficial, formulando recomendaciones al Congreso y al presidente.
Por otro lado, Musk ha recurrido nuevamente a métodos polémicos como los despidos masivos y la revisión de procesos administrativos, replicando su modelo en X. En esa ocasión, despidió al 75% de la plantilla y exigió informes semanales de logros, una práctica que ha insinuado podría extenderse al sector público.
Críticas y desafíos
Las propuestas de Musk ya están generando reacciones encontradas. La senadora republicana Susan Collins, quien liderará el Comité de Asignaciones, se reunió con Musk, aunque sin discutir detalles concretos. Mientras tanto, funcionarios y analistas cuestionan la viabilidad de los recortes y la legalidad de las medidas sugeridas, como la eliminación de agencias enteras.
La estrategia de Musk, que mezcla despidos drásticos y un estilo de gestión empresarial agresivo, podría polarizar aún más a la administración pública. Sin embargo, sus partidarios argumentan que esta disrupción es necesaria para eliminar lo que él mismo ha calificado como “desperdicio y abusos” en el gobierno federal.